18 de noviembre, 2025
La alcaldesa de Tampico, Tamaulipas, Mónica Villarreal Anaya, de empecinarse en donar -vender a la sombra- terreno de la Laguna del Carpintero, para la construcción de un hotel de capital transnacional, podría terminar en la cárcel.
¿Por qué tan trágico el vuelco de Villarreal Anaya, de política a política presa?
Por diversas razones:
1.- PEMEX original propietario de esos predios, decidió donarlos al ayuntamiento jaibo, el 19 de febrero de 1991. Un bien inmueble, con superficie de 8-00-00 hectáreas ubicado en la Laguna del Carpintero. Dicha donación fue condicionada a que el inmueble fuera utilizado para la ampliación del Parque Recreativo Cultural, con el objeto de que coadyuvara al desarrollo social de la comunidad.
2.- El día 30 de septiembre de 1992, una vez más, Petróleos Mexicanos donó al municipio de Tampico, Tamaulipas, un bien inmueble con superficie de 8-09-65.08 has., adyacente a la Laguna de referencia dicha donación también se condicionó al desarrollo de distintas obras en beneficio de la localidad del municipio de mérito. Finalmente el día 12 de enero de 2001, el gobierno federal, por conducto de la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo, donó, a título gratuito, a favor del municipio de Tampico, cuatro fracciones de terreno con superficie de 5- 80-85.1, has., 50-58-29.96 has., 18-04-80.4 has., y 3-29-85.5 has., respectivamente, que forman parte de los terrenos ganados a la Laguna del Carpintero. Una vez más, la donación del bien inmueble fue condicionada al desarrollo del proyecto Laguna del Carpintero.
3.- En la sesión número 762 del Consejo de Administración de la paraestatal de fecha 29 de octubre de dos mil cinco, se autorizó la modificación del destino de los terrenos originalmente donados. (Sobre todo, porque el gobernador Tomás Yarrington, le había echado el ojo en un afán privatizador para sus cuates).
Con este capitular, PEMEX ponía un alto a los deseos rapiñescos del gobernador y de gobernadores futuros.
Es más: estableció con claridad los fines de la donación, “la cual establecía que en el supuesto de que los mismos fueran utilizados para un fin distinto al señalado se revertiría dicha donación y se perdería la propiedad de los terrenos con todo lo que se hubiera hecho sobre ellos”.
Es decir: está en riesgo la inversión de los empresarios hoteleros, ya que puede venir la inutilidad de la disfrazada donación -porque así lo establece PEMEX en el causal de la entrega del predio a la ciudad-; está en peligro la libertad de Mónica porque caería en una irregularidad -por no decir delito- por regalar un patrimonio ajeno e implicaría en una causa penal a todo el Cabildo tampiqueño que ya ha sido convencido de que va a promover la oferta turística y el empleo.
(Se salvaría el panista Mon Marón que se opuso a esa medida).
Se sabe que la mente orquestadora de ese proyecto es el esposo de Mónica, Antonio César Verdeal. Este individuo, también se iría en el chorro por la ambición desmedida de la familia.
Difícil de creer: ¡Ni Yarrington ni Cabeza de Vaca, se atrevieron a tanto!