Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
22 de junio, 2010
El espectáculo político era de por sí, inusitado. Los poderosos grupos de poder reynosenses, antaño fuentes y origen de enconos y de reyertas que no siempre terminaron en el consenso, estaban ahí, sentaditos en el refrigerado ambiente de La Cucaracha, compartiendo el pan y la sal. Platicando. Conviviendo, abrazándose. El pasado parecía estar lejos, muy lejos. Aquellos aciagos días en que los Deándar, los Garza Cantú y los Gómez Lira, se disputaban en las calles el poder de su empresas, y sus propias expresiones de poder en la ciudad, ya no estaban aquí. Hoy fueron tiempos para la unidad y la concordia. Don Heriberto Deándar, desde una mesa del centro del restaurante, con una mirada inexpresiva recorría los rostros de los asistentes mientras saboreaba un refresco. A unas sillas de distancia, Félix Garza Peña en una entretenida plática con uno de sus compañeros de mesa, esperaba con paciencia la llegada de los invitados especiales. La única representante de esos grupos de poder históricos de la ciudad, Amira, aún no se incorporaba al evento porque operaba como anfitriona del Senador, Beltrones y este aún daba cátedra de política en el foro de ciudades. El milagro, lo había hecho, lo ha venido haciendo, la candidatura y la personalidad de Rodolfo Torre, y lo había apuntalado la visita del Coordinador de los Senadores del PRI en el Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones. Atrás habían quedado las traiciones de Amira al PRI, en aquellos años en que actuó como enjundiosa parmista para vulnerar la campaña de más de un priista. Muy atrás habían quedado los agravios que representaron las dilapidaciones mutuas en sus bienes que los Deándar y los Garza Cantú como continuación de inolvidables contiendas políticas como aquella en que Rodolfo Garza Peña mordió el polvo ante la embestida mediática de sus adversarios. El factor Torre, y el factor Manlio, habían catalizado la unidad. Y es que esa conducta no es extraña en la clase política local. Sus diferencias a nivel municipal las resuelven apoyando al candidato que representa sus intereses sin importar el partido. Es decir, se pueden pelear entre ellos por quién puede o deber ser el alcalde. Pero nunca, hasta ahora, se han mostrado en rebeldía con un candidato a gobernador del PRI. UNA COMIDA MUY PLURAL La comida con que la clase política reynosense agasajaba a Manlio, puede describirse como muy plural y muy diversa por la cantidad de representantes políticos que ahí coincidieron. Cuadros políticos nacionales como Felipe Solís Acero, ante quien Manlio se deshizo en elogios, Marco Antonio Bernal, otro político que recibió exageradas muestras de afecto en el discurso de Beltrones, Baltasar Hinojosa, otro receptor de loas, y políticos locales como Felipe Garza Narváez, Oscar Luebbert, otro beneficiado por los reconocimientos del Senador, y la infaltable morralla le dieron sabor al evento. Al final de la comida, tocó el turno de abrir el acto, al candidato a la presidencia municipal Everardo Villarreal. Le dio pánico escénico. Apenas pudo articular dos o tres frases coherentes. Lo demás fueron balbuceos que le hicieron ver como un auténtico pirruris de la grilla reynosense. Como pudo, terminó su intervención. Quiso verse grande, bañando de lisonjas a Manlio y a Torre. Por ahí escondidos, perdidos, los candidatos del PRI a las diputaciones locales. Amelia Vitales, con su inseparable aspecto de ama de casa, en la periferia del poder, observaría el evento con una descomunal modestia. Casi con miedo. Y el cachorro de Amira, aterrorizado quizá por la estatura de los amigos de su mamá, deambulaba con paso incierto por el espacioso comedor. Torre habló poco. Trazó algunas ideas de su campaña y prefirió entregar el micrófono, con mucho sentido común, al Senador Beltrones. El rollo de Beltrones pareció más un informe de actividades de su paso por el Senado que un discurso adecuado a la coyuntura política de la región. Habló de la COFETEL y sobre sus tareas. Y enfatizó sus esfuerzos y la de sus compañeros del Senado para generar instituciones de Estado y no de gobierno. Luego lanzaría dos o tres críticas a la forma de gobernar de los panistas que tienen casi 100 millones de dólares en reservas pero que no se reflejan en desarrollo del país. Luego abordaría el tema de la campaña de Torre en Tamaulipas. Hizo hervir el optimismo de los priistas. -La campaña de Rodolfo Torre, tiene rumbo y destino. Torre sabe para qué quiere ganar y para qué quiere gobernar… Algún reportero se preguntó: -Y porqué no habló Amira?.. Y otro sardónico contestó: -Pues porque muy apenas hila una idea… Al final del evento, la prensa casi asalta a Beltrones. Muchas preguntas. Beltrones dejándose querer. Moviéndose con prestancia y elegancia frente a las cámaras de televisión. Fueron aproximadamente dos horas de armonía y felicidad tricolor. Luego, al traspasar la puerta del restaurante, el calorón infernal que rompió como pompa de jabón el milagro de Torre y de Beltrones…