Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
18 de agosto, 2009
El brete económico en el que está inmerso nuestro México, es serio. Las cosas, dicen los expertos, podrían verse aun pero el próximo año. Sin embargo, esta crisis, se ve diferente a otras que hemos padecido, o probablemente la vemos distinta. Explotó, pero no hizo ruido. Quienes andamos en los 40s, prácticamente hemos pasado toda nuestra existencia en medio de una crisis. Hoy, la gente con cuatro décadas encima, es en un gran porcentaje, el sostén de sus casas, los capitanes de empresas, los más fuertes económicamente, entre los distintos grupos de población activa. Y si, en el 75 éramos niños y vagamente recordamos haber oído hablar a nuestros padres de una profunda devaluación del peso mexicano, que se disparó en ese entonces, del estático 12.50, a niveles insólitos. Llegamos a tener en medio de esa crisis, inflación superior al 100 por ciento. Que terrible. En los 80s nos volvió a pegar siendo adolescentes. Y ya en el 95, siendo parte del sector productivo, con familia y con un crédito hipotecario recién adquirido, muchos fuimos victimas de aquel histórico “error de diciembre”. Y yo decía líneas arriba que la crisis de hoy se esconde, o se disimula, porque aun en el peor momento de la crisis, el Banco de México ha hecho toda clases de trapecios y saltos mortales para mantener fortalecido al peso. Y lo ha medio logrado. No se sabe, como en el pasado, de fuga de capitales que desfondaron nuestra débil economía. Pero en pleno 2009, lo que comenzó en el 2008, aun no termina. Apenas hace unos días Hacienda planteó al Congreso un recorte de 50 mil millones de pesos en las finanzas publicas y propuso quitar 7 mil 800 millones al presupuesto educativo. Acciones así, son inéditas, nunca antes vistas. Nunca nos habían hablado de que miles de municipios están en quiebra. Y que desde la bancarrota, el único camino que les queda es el de recortar personal, bajar sueldos, no hacer obra y dejar de otorgar servicios públicos. No habíamos escuchado a Hacienda culpar a gobiernos estatales por no hacer buen uso de los recursos. Gobernadores contestando que eso, es falso. Hacienda proponiendo como solución rápida “aumentar impuestos”. La ala izquierda del senado pidiendo que “la iglesia pague impuestos por bodas y quinceañeras”. Un ex presidente buscando explicaciones esotéricas y mágicas a la crisis, al culpar “a la mala suerte y a las malas vibras” de lo que sucede. El próximo congreso entre en funciones el 1 de septiembre. El tema económico deberá ser numero uno en la agenda legislativa. Su principal tarea, buscar un presupuesto que garantice recursos económicos para el desarrollo de infraestructura en los estados y municipios, y claro, mayores recursos para el gasto social. No se debe apoyar ninguna alza a impuestos y el tema de IVA a alimentos y medicinas, por las implicaciones sociales que trae consigo, debe dejarse para mucho más adelante. Me preocupa lo que dijo el Rector de la UNAM, José Narro Robles, quien advirtió del riesgo de que la inestabilidad financiera en el país, derive en problemas sociales, por lo que llamó a las autoridades a recurrir a nuevos mecanismos para enfrentar la crisis económica. Pero el Rector no está equivocando cuando asegura que “la mejor apuesta de México, para salir de la crisis, debe ser invertir en sectores prioritarios como la educación y la salud” Y que si no se entiende a la educación superior y a la ciencia como palancas para el desarrollo, la nación nunca podrá salir adelante. No hace mucho tiempo la sociedad salió a la calle en la Argentina. Una sociedad, una población que llegó al hartazgo por una aguda crisis económica. No hay, sin embargo, analogías, pues son dos países distintos, dos crisis distintas, dos ideologías, dos momentos diferentes. Pero la experiencia del país sudamericano nos debe alertar. La enfermedad es la misma, el diagnostico es el mismo. El tratamiento, debe ser distinto.