19 de enero, 2011
Este año los partidos políticos recibirán 3 mil 119 millones de pesos como financiamiento público para que realicen sus actividades proselitistas.
El que más recursos recibirá es el PRI con 997 millones de pesos; seguido por el PAN, con 788; después el PRD, con 419; el Verde con 290; el PT con 219; Nueva Alianza con 213; y en el último lugar Convergencia con 191.
Estos recursos provienen de los impuestos que pagamos los causantes y hay la percepción ciudadana de que es mucho dinero, a cambio de muy poco, además de que los mecanismos de revisión sobre los forma en que los partidos ejercen esos recursos es deficiente.
Esta deficiencia es más notoria entre los partidos pequeños y hay la percepción de que los recursos terminan financiando las actividades personales de los dirigentes que gracias a esos fondos auditados tan pobremente, pueden utilizar esos dineros para realizar viajes al extranjero y para utilizar vehículos del partido para cuestiones privadas.
En fin, este es un tema de nunca acabar y no queda más que esperar que se llegue el día en que realmente existan instrumentos de control de estos recursos para que los partidos los utilicen para realizar sus actividades proselitistas y no para asuntos particulares.
Mientras tanto, fijada ya la fecha para la renovación de la dirigencia nacional del PRD para el próximo 19 de marzo, es de suponer que inmediatamente después vendrán cambios en las dirigencias estatales y municipales.
A nivel estatal, Jorge Valdez Vargas buscará el consenso entre los consejeros estatales para que se le ratifique, en tanto que a nivel local no hay prospectos visibles para sustituir a Rafael del Orbe y Rendiz. El prospecto más natural sería el regidor Sergio Martínez, aunque nos comenta Víctor Martell que por ser funcionario público, los estatutos le prohíben ser dirigente de partido. Si primero hubiese sido dirigente y luego funcionario de elección, no habría problema, pero este no es el caso.
Ahora que habrá que ver quiénes se animan a participar en el PRD con un panorama ensombrecido por las pugnas internas que se dan en el país, el Estado y en el Municipio. A estas alturas es evidente que difícilmente se logrará la unidad de todos los grupos, o las tribus, como ellos mismos se conocen.
Algo tendrán que hacer los perredistas para apoyar a su propio partido para irse preparando para las elecciones del 2012, en la que el reto será si no ganar la elección presidencial, por lo menos crecer electoralmente y para eso es fundamental cambiar la imagen de un partido belicoso donde se pelean entre ellos mismos. El panorama, pues, no es nada fácil para los perredistas que además, ya no tienen un candidato con el arrastre popular que llegó a tener Andrés Manuel López Obrador y que motivo la participación de gentes que estaban convencidos de que la izquierda podría ganar la presidencia de la república. Ya no existe ese imán y algo se tendrá que hacer para motivar la participación ciudadana y que el PRD pueda seguir creciendo.
En fin, hay mucho trabajo por hacer entre los perredistas, aunque el panorama exactamente igual para el resto de los partidos pues se supone que todos van con la idea fija de que deben hacer todo lo que este a su alcance para ganar las elecciones presidenciales y el mayor número de senadores y diputados federales.