12 de agosto, 2014
Dice el dirigente estatal del Movimiento Territorial, Humberto Valdez Richaud, que Matamoros y Nuevo Laredo son focos rojos para el PRI, en el siguiente proceso electoral.
Aclara, sin embargo, que ambos distritos son rescatables.
Compartimos la opinión de Valdez Richaud. Puesto que Nuevo Laredo y Matamoros son gobernados por el PAN, eso representa una ventaja para Acción Nacional. Mal hacen los partidos que llegan a un proceso, convencidos de que las elecciones son un mero trámite y que la victoria está asegurada.
Una elección siempre es un albur. La moneda está en el aire y depende de cada candidato incrementar las posibilidades de triunfo. Los candidatos y los partidos deben esforzarse por hacer su mejor papel y convencer a los ciudadanos de que les den un voto de confianza.
En el 2006, cuando Horacio Garza fue postulado como candidato a la diputación federal, realizó una campaña intensa: Camino decenas de kilómetros saludando a los vecinos en sus propias casas; sostuvo cientos de reuniones con agrupaciones de profesionistas, clubes sociales, organismos empresariales, sindicatos; tuvo cientos de reuniones con colonos; dio decenas de entrevistas. Hizo una campaña como si estuviera participando por primera vez, cuando la realidad es que ya había ganado dos elecciones para alcalde, una de diputado federal y otra de diputado local, además de que había participando en muchos otros procesos apoyando a otros candidatos. La actitud de Horacio en el 2006, es la que deben seguir todos los candidatos.
Ni el PRI debe llegar al proceso electoral del 2015 convencido de que tiene la victoria en la bolsa, ni tampoco debe llegar con esa actitud el PAN. El exceso de confianza suele ser fatal. Lo vimos en el 2012, cuando el PAN estaba convencido de que pasarían varias décadas antes de que dejase Los Pinos y sin embargo, el PAN fue botado por los ciudadanos.
Ciertamente, el PAN llega a Nuevo Laredo con la ventaja de llevar dos elecciones ganadas al hilo, pero no hay ninguna garantía de que el triunfo este asegurado en el 2015. Ello dependerá de muchos factores: del candidato, de la estructura electoral, del dinero que inviertan en la campaña, de la percepción que los ciudadanos tienen del papel del diputado saliente, de la percepción de los ciudadanos respecto al trabajo de las autoridades y también de los errores del partido de enfrente.
Obviamente el PAN busca ganar por tercera ocasión consecutiva y el PRI quiere romper esa mala racha. Los dos están trabajando para ganar, pero solo uno se alzará con la victoria.
La elección del 2015 tiene el agregado de que el partido que gane, llegará al 2016 con mayor optimismo. No significa que quien gane la elección del 2015 amarre la del 2016, pero si mejorará la confianza del partido ganador.
Cuando un partido está consciente de que se puede perder la elección, llega al proceso con un mejor estado de ánimo.