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Raúl HERNANDEZ

31 de agosto, 2012

A mediados de  febrero de este año, en una reunión privada con empresarios, Andrés Manuel López Obrador, dijo que si perdía la elección presidencial, ahora sí, “!Se iría a la chingada!

La conversación se filtró a los medios de comunicación y López Obrador pretendió corregir, argumentando que La Chingada, era una finca que tenía en Palenque, Chiapas.

Pues bien, ahora que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, le acaba de  entregar la constancia de   ganador de la elección del 1 de julio a Enrique Peña Nieto, a muchos mexicanos nos gustaría que, por una vez en la vida, López Obrador tenga palabra y cumpla yéndose a la chingada, ya sea  que se trate de una finca o lo que sea. Ya ha dado mucha lata en estos últimos años y debe dar paso a   que nuevos personajes de la izquierda asuman el liderazgo.

Es increíble que hayan tenido que pasar 61 días para que el TRIFE emitiera su resolución  de la elección del 1 de julio. Durante estas semanas, el TRIFE  tuvo que integrar un voluminoso expediente para  contestar cada una de la sarta de mentiras y verdades a medias que arguyó la izquierda para   pretender la nulidad de la elección. Fue ridículo el cúmulo de supuestas pruebas que entregó el Movimiento Progresista al TRIFE pidiendo la nulidad de la elección.

Peña Nieto ganó la elección  con un amplio margen de más de 3.3 millones de votos sobre Andrés Manuel López Obrador.

Qué López Obrador este enfermo de poder, pasa. Lo que no se entiende es cómo lo siguen millones de personas que nunca se cuestionan de qué vive este  personaje que tiene siete años sin trabajar, que desayuna, come y cena en restaurantes,  se hospeda en los mejores hoteles, viaja por todo el país, tiene todo lo que necesita y quiere. Es público, además, que él mismo confiesa que no tiene propiedades, ni cuentas  bancarias, ni  bienes materiales  que le permitan el sustento de su vida.

¿Por qué seguir a un hombre intransigente, que presume de una honestidad que no comprueba, que  presume una  dictadura democrática que le permite imponer a Clara Brugada como jefa delegacional?

México necesita a la izquierda, como la necesita todo país, para que haya contrapesos. Pero México necesita una izquierda inteligente, abierta al dialogo,  interesada en proteger y cuidar los bienes de la nación. En este país ya no caben los Mesías, ni los  deschavetados convencidos de que todos los demás son los locos.

La izquierda misma  debe  hacer a un lado a López Obrador. Este ya tuvo su chance y lo  perdió. Hoy deben ser otros los que abanderan las causas de la izquierda. En el 2000, así lo entendió Cuauthémoc Cárdenas quien se hizo a  un lado, después de  haber participado en tres elecciones presidenciales. Cárdenas perdió y protesto, sobre todo en la de 1988, pero nunca dio tanta lata como López Obrador.

Peña Nieto ya es  Presidente de la República, lo es desde el 1 de julio y lo de la constancia fue un formulismo,  resultado de la votación. Ahora nos toca a todos los mexicanos, apoyarlo, desde la trinchera de cada quien, para que este país siga avanzando por la senda del progreso.

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