21 de junio, 2012
Gabriel Quadri compareció ante el tribunal inquisitorio de Televisa y resultó el candidato más fresco y más simpático. Es al que mejor le fue, comparado con los otros tres.
Bromeo y lo bromearon y en un ejercicio de imaginación dijo que si ganara la presidencia de la república --lo que nadie se cree—invitaría a López Obrador a que se hiciera cargo de desarrollo social, a Josefina la incorporaría como asesora económica y a Peña Nieto como asesor en comunicación política.
Dijo, además, que su participación en la campaña permitió promover un proyecto abiertamente liberal que tendrá que trascender después de esta elección y la verdad es que si uno revisa a los otros tres, son mochos, en el sentido amplio de la palabra.
México es un país conservador. Nuestro liberalismo es más teórico que práctico. Es de dientes para afuera. Por eso en plano siglo XXI se discrimina a nuestros indígenas, se criminaliza la vestimenta, las costumbres de los pueblos se ven como algo atrasado, los errores de los demás se recuerdan todo el tiempo, como muestra de conservadurismo.
Resulta hasta increíble escuchar a un candidato de izquierda decir que someterá a consulta popular las demandas de las minorías, como el derecho al aborto, como si de pronto a las mayorías les surgiera lo amoroso y decidieran abrazar las causas de las minorías.
En su entrevista, Quadri acepto que es soberbio y que antes de la campaña lo era más, pero ha ido cambiando.
También rechazó que sea un instrumento de Elba Esther Gordillo e insistió en que Nueva Alianza no lo necesita para conservar el registro, pues lo podría lograr con cualquier otro prospecto.
En fin, vimos a un Quadri demasiado simpático, que no tuvo necesidad de encubrir sus argumentos en situaciones y números inventados, como lo hicieron los otros tres.
En otro tema, el Presidente del Instituto Federal Electoral, Leonardo Valdez, ya aclaró que si el día de la elección se obliga a los votantes a que le tomen una fotografía con su celular a la boleta electoral deben denunciarlo a las autoridades porque eso es coaccionar el voto, es un delito y se castiga con cárcel.
Sin embargo, no se podrá impedir que los votantes entren a la casilla con su celular o su cámara fotográfica.
Los votantes deben denunciar ante la Fepade, ante los partidos políticos, ante la PGR o cualquier autoridad ministerial, cualquier presión que reciban de sus patrones o sus sindicatos para que voten por determinado partido y que le tomen una fotografía a la boleta para confirmar el sentido del voto.
El funcionario también aclaró que no es recomendable que los votantes coloquen leyendas insultantes o de elogio en las boletas, en contra de uno o varios candidatos y que si lo hacen la recomendación a los presidentes de casillas es que no se anule ese voto.
Este proceso electoral ha sido atípico y seguramente el día de la elección se van a dar muchísimas situaciones que no se han visto hasta ahora en otros procesos.