4 de junio, 2012
Pocos fueron los jóvenes que participaron en la marcha “Yo soy 132”, realizada el fin de semana. Fueron entre 60 y 80, a lo mucho, ¡Pero cuidado con ningunearlos!
Exactamente eso fue lo que hizo Pedro Joaquín Coldwell y provocó que el movimiento se replicara en varios estados de la república y muchas ciudades. Flaco favor le hizo a Enrique Peña Nieto con sus torpes declaraciones en contra de los jóvenes de la Ibero. Si no hubiera dicho eso, la protesta contra Peña Nieto hoy ya será una mera anécdota.
Pero además, la presencia de unos pocos en una marcha o en un evento político basta para multiplicarse por muchos en las urnas.
Hace 6 años, cuando Felipe Calderón vino a Nuevo Laredo a promoverse como candidato presidencial, lo acompañaron alrededor de 150 personas y el día de la elección obtuvo 62 mil 152 votos, en tanto que el PRI obtuvo 40 mil 091 y el PRD, 36 mil 362.
Hace 6 años, luego de la visita de Calderón hubo priistas que se pitorrearon de su poder de convocatoria y después tuvieron que callar ante el triunfo obtenido.
Por eso en asuntos políticos siempre es bueno recurrir a los datos duros para determinar el impacto de las acciones y poder tomar decisiones que sean certeras.
No sabemos con exactitud para quiénes serán los votos del movimiento Soy 132 e incluso aún está por ver si los jóvenes realmente se toman un tiempo para ir a las urnas. Pero de ahí, a minimizarlos, es un gravísimo error.
El proceso electoral se está complicando para el PRI y el PAN y por eso se ven acciones desesperadas de Vicente Fox, Manuel Espino y Rosario Robles, abiertamente apoyando al PRI, apoyos que pueden convertirse en un lastre, como en el caso de Espino, detenido el fin de semana por borracho.
La señora Josefina, por su parte, está al borde de la locura y por eso el fin de semana inició sus ataques contra López Obrador.
En medio de todo esto, será por estrategia o por convicción, pero el caso es que Enrique Peña Nieto ha conservado la cordura y se mantiene respetuoso en el caso del movimiento de los jóvenes, pues sabe que uno de cada seis ciudadanos inscritos en la lista nominal tienen entre 18 y 24 años de edad y la mayoría está más allá de siglas e intereses partidistas. Esos son votos que se deben cultivar y buscar ganarlos.
A nivel local, el PRI sabe que el voto duro no es suficiente para ganar, si se da una votación copiosa. Por eso tiene que redoblar sus esfuerzos en las semanas que restan a la campaña para ganarse el voto de los apartidistas. Debe estar preparado para el caso de que la ciudadanía se volqué en las urnas.
Este voto apartidista lo ha obtenido el PRI en las elecciones locales del 2007 y 2010, lo que le permitió obtener 7 de cada 10 votos emitidos en las urnas. El PRI, pues, sabe cómo ganarse a los apartidistas y debe aplicar estas estrategias para buscar ganárselos, una vez más.