Juguemos a especular

Max Avila

13 de julio, 2009

El tema de la sucesión estatal permite dar rienda suelta a la especulación, sea que uno se da gusto suponiendo, imaginando y en veces hasta asegurando que han de suceder cosas que ni remotamente están consideradas por la realidad. Es un juego que casi todos practicamos teniendo como reflejo los medios de comunicación y obviamente quienes danzamos a su alrededor. En este sentido el escribidor considera que los medios ya están involucrados desde “endenantes” sin que signifique que decidirán nombre y apelativos del próximo gobernador del estado. ¡Dios nos libre si la prensa fuera el gran juez!. Lo cierto es que los tiempos se prestan “pa’ la supongancia”. Imaginemos que la importancia del asunto impone cambios y ajustes en el PRI estatal. Una de las razones es que Gamundi cumplió su ciclo al igual que lo cumplió en el congreso y por lo tanto hay que renovar tácticas y rostros. El de la voz ve a Ricardo coordinando su propia campaña para la alcaldía de Reynosa y aunque cuenta con méritos partidistas pa’ llegarle a “lo otro”, él sabe que algunos se formaron primero y en estas circunstancias la disciplina es reina del éxito y la permanencia política. Además el dirigente tricolor no ignora su chamba de “chico malo” cuando se requiere y de “puching bag” cuando se necesita. Digamos que los tiempos difíciles para el PRI ya pasaron y ahora se enfrenta a un proceso que deberá transcurrir con otros modales, en el entendido de que los partidos de oposición tardarán años en reponerse de la sacudida que sufrieron el 5 de julio, como dijo aquel, “deja tú la sacudida, la arrastrada por todo el vecindario”, y si es que se reponen, con eso que siguen como perros y gatos. Entonces para un proceso que se presiente tranquilo ha de corresponder una dirigencia de maneras suaves. Digo yo. Así que se imponen cambios en el PRI en preparación de lo que viene. Gamundi se iría, lleno de medallas aunque también con una que otra cicatriz, pero se iría y no es que haya hecho mal las cosas, al contrario, sin embargo conviene que se oxigene el tricolor. Sease que “los rudos” hicieron su trabajo y llegarían “los técnicos” a recomponer el escenario pa’ lo que sigue. Usted preguntará, “¿y quién podría ser el próximo dirigente del PRI?”. ¿Qué os parece si proponemos a Miguel González Salum, Oscar Almaraz Smer y Enrique Blackmore?, no necesariamente en ese orden, los tres corren el capote por izquierda y derecha con la prestancia necesaria y en “las chicuelinas” ni se diga, de suerte que la corrida estaría garantizada. Eso implica también cambios en el gobierno porque, ¡oiga!, en pasandito las vacaciones inicia la última etapa que ha de ser la más importante, porque implica “trabajar” el destino de esta tierra que palpita a la margen del río. Y bueno, hay algunos chicos que merecen entrarle a “la grilla” con singular alegría como Manuel Muñoz y Javier Córdoba, sobre todo éste último que desde hace tiempo espera la oportunidad asegurando que lo policíaco no es lo suyo. En concluyendo, la especulación está convertida en la madre de todas las verdades fallidas, al menos hasta que conozcamos al candidato a gobernador del PRI. SUCEDE QUE La patria sonríe satisfecha y agradecida. Martita y Vicente por fin se han “casao” por la iglesia que antes los acusó de vivir en pecado. ¡Ay, el amor!, cómo olvidar aquel tierno y clandestino beso que se dieron en uno de los rincones de la plaza de san Pedro nomás del puro coraje porque Juan Pablo no los quiso recibir como pareja. ¡No que no!. Bien dicen que el dinero te vuelve guapo. ¡Basta!. Hasta lueguito.