30 de junio, 2017
Si el señor Andrés Manuel López Obrador pagara los dos millones 100 mil spots de radio y televisión en los que ha aparecido gratis, pagaría 22 mil 500 millones de pesos. Todo un mundo de dinero, lo que exhibe a Morena como un partido que nutre mayoritariamente sus filas de gente pobre, pero su dirigente es inmensamente rico.
Con 22 mil 500 millones de pesos se harían maravillas.
Si a los spots de López Obrador se le agrega el 1.4 millones en los que ha aparecido Ricardo Anaya, el costo se incrementa a 37 mil 500 millones.
Y con todo y que el Instituto Nacional Electoral había anunciado que emitiría reglas para evitar que los presidentes de los partidos utilicen los tiempos de la radio y la televisión para promoverse, ayer emitió un comunicado en el que da a conocer que lo hará más adelante.
López Orador y Anaya seguirán abusando del poder que les confiere dirigir a Morena y al PAN para promoverse, hasta que el INE se decida a ponerle un alto.
En el caso del PAN, Anaya se enfrenta a contrapesos internos como Ernesto Cordera, Felipe Calderón, Rafael Moreno Valle, Gustavo Madero, Margarita Zavala, entre otros, que le están exigiendo que no se aproveche de su cargo para promoverse, aunque él ha sido muy listo y ha logrado alianzas con personajes claves que le permiten tener el control del partido.
En cambio, Morena es un partido anti-democrático, hecho a la medida de López Obrador, quien decide qué se hace y qué no, y no hay nadie ahí que se atreva a llevarle la contra. Es un tiranozuelo al que Morena todo le ha permitido, pero afortunadamente Morena no es México.
Por cierto que siempre nos ha parecido una tontería que en Morena la planilla de síndicos y regidores se decida mediante un sorteo. Es toda una barbaridad anti-democrática que permite que en los primeros lugares de la lista queden los más impreparados, los menos capacitados, los más alejados del partido, todo por un capricho de López Obrador, permitido por la militancia.
En Morena, a pesar de ser un partido relativamente joven, hay dos clases de militantes. Los que le apuestan todo a López Obrador y los que entraron porque se sienten de izquierda, pero están convencidos de que en un partido las decisiones se deben tomar de manera colegiada. Para su mala suerte, no han podido hacerle contrapeso a López Obrador, quien decide a su antojo y cuando un solo elemento decide por todos, eso no es ser de izquierda, eso es ser fascista.
El fascismo y en general los regímenes totalitarios, ha sido malos siempre, salvo para una minoría que gira alrededor del caudillo.
Con el paso de los años, López Obrador se convirtió en lo que ha combatido en los últimos años: en la mafia del poder y su poder es tan nefasto que junto a él, Carlos Salinas, Diego Fernández, el PRI, el PAN y el PRD, a los que el tabasqueño se refiere como la “Mafia del poder”, son niños de pecho. Y encima de todo esto, pacta con Nicolás Maduro.
Lo peor de que López Obrador se promueva con estos dos millones 100 mil spots –que por cierto, nunca los tuvo ni Obama— es que todo ese dinero sale de nuestros impuestos. Esos spots serían de más utilidad en campañas propositivas.