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Las muchas lecturas del proceso electoral

Raúl HERNANDEZ

6 de junio, 2017

Las elecciones del domingo dejan muchas lecturas. Muchísimas.

Para empezar, nuevamente las elecciones  mostraron que a los políticos solo se importan ellos mismos y sus partidos. Así, en un acto de irresponsabilidad, Andrés Manuel  López Obrador, Enrique Ochoa y Ricardo Anaya salieron a decirse  ganadores de la jornada, cuando apenas se  contaban los votos.

Ninguno ofreció datos duros. López Obrador cayó en el  ridículo de declarar ganadora a Delfina Gómez, a las 20.40 horas,  desde la comodidad de una oficina en la colonia Roma, en la Ciudad de México. En cambio la propia Delfina no  salió a dar la cara, posiblemente  por tener datos de primera mano que no le daban el triunfo.

Cerca de las diez de la noche, el Instituto Estatal Electoral del Estado de México, dio a conocer los resultados del conteo rápido aplicado en 1,800 casillas, pero solo se computo el 75 por ciento. Además, ofreció un porcentaje mínimo y un máximo para cada candidato, como si  se hubiesen hecho  dos o más ejercicios.

Antes de eso, Enrique Ochoa y el PRI nacional adelantaban su triunfo, pero sin ofrecer datos duros. ¿Por qué no esperar los resultados preliminares oficiales?

Ricardo Anaya declaró  ganador al PAN en Nayarit, Veracruz y Coahuila,  también  sin daros concretos, y el tiempo lo desmentiría en el caso del último Estado.

Solo en México puede  darse una elección donde el PRI y el PAN nos aplicaron el gasolinazo en enero y cinco meses después a todo mundo se le olvido y no influyó en el resultado de la jornada electoral.

Solo en México puede darse el caso de dos  gobernadores sinvergüenzas en Coahuila, lo que no impidió que el PRI ganase.

La excepción fue Nayarit, donde  la ciudadanía se desquito con un gobernador que puso como fiscal no a un aliado de los grupos criminales, sino al jefe de uno de ellos, hoy preso por las autoridades estadounidenses.

Y en Veracruz, de 212 alcaldías en juego  la alianza PAN-PRD se llevó 113, no obstante que a un año de que el PAN ganó la gubernatura no se han visto avances en ningún tema.

Total que vivimos en un país surrealista donde todo  es posible.

Lo que es evidente es  que si el Estado de México fue el laboratorio electoral para el PRI, Morena y el PAN, el favorecido es este último porque ganó dos Estados y  sigue dando le pelea en Coahuila.

El PRI logró  ganar el Estado de México pero bajo su votación de hace seis años, de 3 a 2 millones. Con esos números es difícil que gane la presidencia de la república en el 2018.

Para Morena, los resultados son  fatales. No solo perdió la elección del Estado de México sino que Andrés Manuel perdió los estribos y se vuelve a mostrar como el intolerante que es y  no acepta la derrota, además de que su partido no pinto en Nayarit, Coahuila y Veracruz, con todo que  haya quedado en el tercer lugar de las votaciones.

Nayarit fue el Waterloo del paisano Ramiro Ramos, quien era el delegado del CEN del PRI en esa entidad y el PRI perdió con una diferencia de 11 puntos. Con esa derrota, a Ramiro se le complica el 2018.

En cambio,  los paisanos Jorge Isaac López y David Dorantes saborean el triunfo de Alfredo del Mazo en el Estado de México,  cuya campaña fueron a apoyar.

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