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Morena se aferra a integrar a quien se deje

Raúl HERNANDEZ

8 de marzo, 2017

Suenan  poco creíble las versiones periodísticas que hemos escuchado en el sentido de que el ex alcalde Horacio Garza Garza  está en pláticas con directivos de Morena, para   ver la posibilidad de  participar en las elecciones del 2018.

Lo que sí es factible es que  Horacio haya platicado con Héctor “El Guasón” Garza, el principal  contacto de Andrés Manuel López Obrador en Tamaulipas, quien  obviamente quiere que su candidato gane y tiene acercamientos con quien acepte tenerlos, para invitarlos a que se unan al proyecto del tabasqueño.

López Obrador se ha dedicado los últimos años  a buscar alianzas con quien pueda  aportarle votos, sin importar la historia política que arrastren estos personajes. Uno de sus aliados es Manuel Bartlett Díaz, el mismo que en 1988 desaseo el proceso electoral para que Carlos Salinas pudiese  derrotar a Cuauhtémoc Cárdenas, quien  compitió en tres ocasiones por la presidencia de la república y le vez que le fue mejor fue en 1988, en las otras dos ya no representó un  riesgo para el sistema.

Tanto en Morena, como en el PRD, el PT y el MC, López Obrador se ha convertido en señor de horca y cuchillo. El decide a quién se debe perdonar y a quién no.  Igual dentro de algunos años  decide tener en su equipo más cercano a Carlos  Salinas, si lo cree conveniente.

En ese afán de obtener el poder por el poder, López Obrador ha rehuido temas polémicos como el de los curas pederastas, o las bodas entre personas del mismo sexo, porque no quiere a la iglesia de enemigo. No al menos mientras no alcance el poder.

Pero regresando a Horacio Garza,  haber sido dos veces alcalde, dos veces diputado federal,  diputado local, Sub-secretario de Finanzas, regidor,  hace que  ostente un  curriculó bastante robusto.

Es cierto que no le desagradaría ser senador, pero sabe que su tiempo ya paso.  Estuvo cerca de la gubernatura, cuando Luis Donaldo Colosio era candidato presidencial, en  1994.  Una segunda oportunidad se presentó en el proceso del 2003, cuando finalmente el elegido fue Eugenio Hernández, porque le resultaba más  dócil a Tomás Yarrington.

Próximo a cumplir 76 años, Horacio ya no está en edad de cambiar de partido. Pero además,  se vería mal que lo hiciera, cuando tan bien le ha ido en el PRI, partido que fue muy generoso con él.

Sí Horacio no se va a Morena, Héctor Garza seguirá con su labor de convencimiento de nuevos  cuadros  y simpatizantes que permitan  ganar el mayor número de votos que le sea posible en Tamaulipas. No importa que los nuevos adeptos vengan del PRI, del PAN, del PRD, de donde sea.  Pero una cosa es que busque acercamientos y otra que los invitados acepten. Morena  vive la etapa de sumar y multiplicar, ya vendrá  luego la de dividir y restar.

Lo curioso es que Morena privilegia la  llegada de nuevos cuadros y presta poca atención a sus militantes. Los desprecia, convencido de que ya están dentro y no van a  cambiar de siglas.

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