19 de enero, 2017
Tal y como ocurrió previo a las elecciones del 2006, Andrés Manuel López Obrador no solo esta trepado en el primer lugar de las preferencias ciudadanas para el 2018 sino que de paso colocó al Morena como el partido con más altas preferencias.
Esto al menos, de acuerdo a una encuesta del grupo Reforma que ubica a Morena con el 27 por ciento de las preferencias; al PAN con 24; al PRI con 10: y a los candidatos independientes con 10.
En un mes, Morena paso de 24 a 27 puntos, en tanto que el PAN de 27 cayó a 24.
La misma empresa editorial da cuenta de la caída libre de Enrique Peña Nieto en cuanto a aceptación popular.
En el 2013, el 30 por ciento desaprobaba su gobierno; en el 2014 la inconformidad creció al 50 por ciento; un año después al 57; en el 2016 al 73; y en este momento anda en 86 por ciento de desaprobación.
Solo un 12 por ciento aprueba su gobierno. En el 2013 su nivel de aprobación andaba en 30 por ciento. Esto es terrible, la experiencia histórica es que a partir del cuarto año de gobierno se empieza a dañar la imagen del Presidente, pero con Peña Nieto el desencanto empezó meses después de que tomó posesión, cuando quedó evidente que sería un Presidente de cartón, sin carácter, sin cultura, rehén de su mujer, protector y cómplice de sus amigos, sin ánimo de trascender en la historia y y mil y un defectos más.
El desencanto con Peña Nieto, aunado al gasolinazo, son dos de los principales factores que favorecen a López Obrador. Y lo más sorprendente es que a diferencia del 2006 y el 2012, no tiene el respaldo formal del PRD, PT y MC, sino solo de Morena que para fines prácticos más que partido es una estructura, un grupo dedicado a impulsar la candidatura de López Obrador. Para Morena López Obrador es todo y sin embargo el tabasqueño ha logrado posicionarlo en el primer lugar de las preferencias ciudadanas, por encima del PRI y el PAN.
Falta mucho camino por recorrer de aquí a junio del 2018, pero los aspirantes del PAN y del PRI tienen que apresurarse si quieren alcanzar y rebasar a López Obrador. Por supuesto, López Obrador esta en lo suyo para conservar estas preferencias y mejorarlas.
El PAN y el PRI necesitan golpes espectaculares para posicionarse entre la ciudadanía que está enojada porque los últimos 16 años han sido de desatinos y ocurrencias. Tan malos fueron los azules en 12 años de gobierno como lo han sido el PRI en cuatro años y esto es lo que origina que ciudadanos ajenos a los partidos se pregunten si valdrá la pena darle una oportunidad a la izquierda para que gobierne el país. Si unos y otros fallaron, la izquierda puede hacer la diferencia y en el peor de los casos, si la izquierda incurre en los mismos errores, solo se le estarán agregando seis años de avances nulos o muy cortos en la economía.
Así pues, PAN y PRI tienen que esforzarse más por alcanzar a López Obrador y más que con descalificaciones tienen que hacerlo con acciones contundentes, entre las que no está la aprobación del gasolinazo. Al contrario, le están haciendo la campaña.