28 de diciembre, 2016
En el 2002, la Secretaría de Hacienda autorizó homologar el precio de la gasolina que se oferta en la frontera norte, con la que se vende en el lado americano.
La homologación se aprobó con el fin de retener a los automovilistas mexicanos que tienen la facilidad de viajar al vecino país y cargar combustible allá. En el caso de Nuevo Laredo hablamos de que diariamente cruzan al vecino país entre 9 mil a 12 mil vehículos diarios, dependiendo del día.
El acuerdo del 2002 es el que hace posible que este día el litro de gasolina magna este en Nuevo Laredo en 11.14, en tanto que en el interior está en 13.98. Como referencia, en Laredo, Texas anda entre 2.01 a 2.14 dólares el galón.
Pues bien esta homologación terminará dentro de cuatro días, de acuerdo a lo que se publica hoy en la página de la Comisión Reguladora de Energía que dio a conocer el precio de la gasolina y el diesel a partir del 1 de enero, en 90 regiones del país.
Para el caso de Nuevo Laredo, fija el litro en 17.80, con un estímulo o subsidio de 1.77, para quedar en 16.03 pesos el litro, si se compra en gasolineras instaladas de 0 a 20 kilómetros, del inicio de la frontera con Estados Unidos y el litro costará 16.33 pesos, si se adquiere en gasolineras ubicadas entre los kilómetros 20 a 25. Del 26 al 30, 16.62.
Estos precios estarán vigentes del 1 al 10 de enero, después habrá ajustes.
El precio promedio del litro en el país será de 15.99 la magna, 17.79 la premium y 17.05 el diesel. Los aumentos van de 14.2 a 20.1 por ciento y estarán vigentes del 1 de enero al 3 de febrero.
En la frontera de, 11.14 el litro va a pasar a 16.03, hay una diferencia de 4.89, más del 44 por ciento. Un incremento brutal que necesariamente hará que se dispare la inflación tanto de los productos que están incluidos en la canasta básica con que se mide está factor económico, como entre los que no lo están.
Con esta alza, los automovilistas que puedan cargarán sus tanques de gasolina en Laredo. Aquí no valen nacionalismos, sino proteger la economía familiar.
El gobierno federal nos amargo la navidad y de paso nos advierte: ¡Cuidado con el 2017! ¡Si el 2016 fue un mal año, el 2017 será peor!
Adiós a aquellas promesas de campaña del Presidente Enrique Peña de que acabaría con los gasolinazos y de que con la reforma energética bajaría el precio de los energéticos. Ahora resulta que estábamos mejor cuando estábamos peor.
A fin de cuentas el gobierno federal opta por sacrificar al más débil. Ante la crisis económica, en vez de reducir y ajustar su presupuesto, opta por cargar el peso de la crisis a los más débiles y de esta manera tener más dinero para su operación.
Con el 2017, ya son cuatro los años consecutivos en el que gobierno federal anuncia ajustes a su gasto, pero al final termina gastando más, para lo cual recurre a créditos internos y externos. En el 2017 es probable que ocurra lo mismo. No podemos esperar lo contrario, cuando en tres años consecutivos no sea cumplido con los ajustes anunciados.