Con todo el Poder de la Información

Martha Isabel Alvarado (†)

Dirección General

Fernando Flores

Sub Dirección General

El Partenón
Alberto Guerra Salazar

Carlos Enrique Cantú Rosas

Alberto Guerra Salazar

José Inés Figueroa

Ahora dilo sin llorar

José Inés Figueroa

Arnoldo García

NUEVAS TARIFAS

Arnoldo García

Nuevo Laredo

¿Entre locos se entienden?

Raúl HERNANDEZ

9 de noviembre, 2016

Las elecciones en los Estados Unidos,  dejan muchas lecturas.

Para empezar, las encuestas dejaron de ser creíbles. Lo hemos visto en México en las más recientes elecciones, lo vimos en Inglaterra con el asunto de la permanencia en la Comunidad Europea, y lo vimos en Colombia, con el tema del perdón a la guerrilla. En México, en Inglaterra, en Colombia y ahora en Estados Unidos, las encuestas se equivocaron. Las encuestas han dejado de ser un instrumento confiable para los investigadores. Y es que los ciudadanos han aprendido a mentirle a los encuestadores.

En lo sucesivo, quien mande hacer encuestas  quizá tenga  que interpretar los resultados en sentido contrario a como se dan. Si la encuesta dice que un candidato es quién encabeza las preferencias, en realidad va abajo. Si la encuesta dice que un candidato es muy popular, en realidad la gente no lo quiere. Si una encuesta dice que un candidato es el mejor preparado, en realidad la gente lo ve como un improvisado.

El triunfo de Donald Trump   es la confirmación  de que los votantes ya no votan por los mejores, sino por el más popular, el que les cae mejor. A la gente, en Estados Unidos, como en México, no le interesan las propuestas. El voto se decide en base a simpatía o la fobia hacia los candidatos. Voto por tal porque me cae bien; voto por tal, aunque no lo conozco, pero porque su contrincante  me cae mal.

En 1988, el PRI postuló como candidato a diputado federal a Paco Stanley cuando era el conductor cómico más popular en la televisión y perdió, porque los votantes diferenciaron  simpatía y capacidad.

En el 2015  vimos al ex futbolista Cuauhtémoc Blanco postularse como candidato a la alcaldía de Cuernavaca  y ganó, a pesar de que suele dar exageradas muestras de su incultura, de su  falta de inteligencia y de múltiples deficiencias. Y a pesar de ello ganó, porque le cae bien a las clases populares.La política cambio de 1988 a 2015. La vieja frase de los partidos mexicanos de que escogían a los mejores candidatos, ya no funciona. Las elecciones  ya no se ganan con los mejores, sino con los populares.

Como los votantes deciden su voto en base a simpatías y fobias, y no mediante el análisis de la trayectoria del candidato, o sus propuestas, no es raro que tomen decisiones equivocadas.

Lo vimos en Inglaterra. Antes de que los británicos votaran por  permanecer o salir de la Unión Europa las encuestas señalaban que ganarían los que estaban a favor y finalmente 17 millones 410 mil 742 votaron por salir y  16 millones 577 mil 342 por permanecer.

Muchos de los que votaron por salir son jóvenes que ahora piden una nueva votación para revertir el acuerdo.

Es  posible que en Estados Unidos más adelante se arrepientan los que votaron  por Trump, pero ya no habrá vuelta atrás, como tampoco la hubo en Nuevo León, donde los que votaron por Jaime Rodríguez El Bronco, están  arrepentidos y tendrán que soportarlo cinco años más. El Bronco, por cierto, fue de los pocos en vaticinar que Trump ganaría las elecciones. ¿Será que entre locos se entienden?

Más artículos de Raúl HERNANDEZ
El Partenón
José Ángel Solorio

La telenovela de Tampico

José Ángel Solorio

José Luis B. Garza

Martha Isabel Alvarado

José Luis B. Garza

Carlos López Arriaga

RUMBO AL SEGUNDO REFERENDO

Carlos López Arriaga

Clemente Castro

La confianza se construye

Clemente Castro