17 de octubre, 2016
Desde el arranque de su administración, Enrique Rivas mostró una mayor tolerancia y apertura frente a las fuerzas opositoras.
El 1 de octubre, a su toma de protesta invitó a los ex alcaldes José Manuel Suárez López y Horacio Garza; a la diputada federal Yahleel Abdala; y al presidente del Comité Municipal del PRI, Viviano Vázquez.
El 13 asistió a una asamblea con los 19 sindicatos afiliados a la FSTSE, así como sus líderes, local y estatal, Benjamín García Marín y Marco Antonio Silva, respectivamente, con la presencia, una vez más, de Viviano Vázquez.
Este lunes 17, Rivas asistió al arranque del programa federal de empleo temporal, en el que estuvieron la delegada estatal de Sedesol, Lourdes Flores y los diputados federales Edgar Melhem Salinas y Yahleel Abdala.
Esos tres eventos hablan por sí solos de que hay voluntad de ejercer un gobierno abierto a todas las fuerzas políticas, como en su momento lo practicaron los gobiernos priistas.
Estos encuentros fueron una rara avis en el trienio de Carlos Canturosas. Por alguna razón, nunca quiso conciliar con sus opositores, incluyendo a los de su propio partido. Y eso fue un gravísimo error político y personal.
Cuando el PAN era opositor solía exigirle al PRI que gobernara sin distingos partidistas. Hoy Rivas se muestra más abierto con los opositores, más tolerante, más respetuoso, más institucional. En estos días ha actuado de la forma en que el PAN de antes esperaba que lo hiciera el PRI. Y es que Rivas tiene ADN panista.
No a todos les gusta su actitud. Hemos escuchado voces de inconformidad tanto de parte de panistas como priistas. Los primeros porque están convencidos de que a los priistas no hay que darles ni el saludo y los segundos porque están convencidos de que los panistas ni el saludo merecen. Grave error. Hasta el desquiciado de Donald Trump saludo a Hillary Clinton en su primer debate y a pesar de ello no ha cambiado su discurso en el sentido de que la va a meter a la cárcel, si gana la presidencia.
La administración del PAN debe entender que es su obligación gobernar para todos y no solo para sus simpatizantes.
Y en el PRI deben hacerse a la idea de que mientras el PAN gobierne es mejor buscar soluciones a los problemas públicos en el curso del mandato y no hacerse a la idea de esperar a que termine la administración y confiar en que la siguiente sea del PRI, para entonces sí exigir soluciones.
Sería un error, que en el PRI instruyeran a sus huestes a no aceptar ni les becas, ni las despensas, ni las calles pavimentadas, ni lámparas, ni ninguna obra surgida del gobierno municipal panista. A fin de cuentas, las obras, las acciones, los apoyos, no salen de los bolsillos de los funcionarios, provienen de los impuestos que todos pagamos, sin importar la filiación partidista, e incluso sin pertenecer a ninguno.
Es hora de pasar de los hechos a la realidad. Que el tema de un gobierno plural dejen de ser las líneas de un discurso que nadie cumple