3 de agosto, 2016
El diputado local Heriberto Ruiz Tijerina no solo levantó la mano para decir que quiere dirigir al PRI, de paso hizo una severa autocrítica a su partido, en una entrevista, donde entre otras cosas dice:
Ya no más complicidad con malos gobernantes; se acabo el PRI del silencio.
La realidad es que los líderes nunca han entregado un informe a la militancia; no se sabe en qué gastan el dinero.
La Comisión de Honor y Justicia debe actuar en contra de aquellos priistas que no fueron leales en las pasadas elecciones.
Somos respetuosos de los que hayan decidido no estar en el PRI, pero deben venir y decir que ya no quieren estar. No es correcto tener dos caras, debemos ser honestos.
Se perdió la gubernatura, el Congreso, 29 municipios, más de 500 regidurías.
Como un acto de responsabilidad Civil debe renunciar el actual dirigente, Rafael González Benavides, pero no basta con decir que su renuncia esta lista en un cajón de su escritorio, debe abandonar su oficina en el PRI y que el Comité Ejecutivo Nacional tome cartas en el asunto.
El PRI se encuentra conmocionado, confundido, abandonado, desorientado,
Para renovarse existen dos procesos: que la determinación salga del Consejo Político Estatal o que se haga una consulta directa a la base.
Baltazar Hinojosa perdió porque hubo una lucha fáctica de poderes locales contra nacionales.
Rechaza que la elección haya sido arreglada: se perdió, con una diferencia de 250 mil votos, se perdió porque hubo rechazo al PRI, hubo una calificación negativa.
Urge democratizar al PRI. No debe haber un PRI de privilegios y otro de trabajo, debe ser uno solo.
Lo que queremos es un PRI sin línea, con más soldados y menos generales.
De los ex gobernadores, incluido Egidio Torre, señala que están para apoyar y respetar, no para imponer. Lo que no se quiere es la lucha de grupos.
Veíamos los errores de los gobernantes y nadie decía nada. La sociedad se cansó y fuimos derrotados.
En Nuevo Laredo, el profesor Arnoldo Vanoye Gutiérrez, presidente de la Fundación Colosio, escribió en su muro de facebook: Conversando con diversos priistas, todos coincidimos en que debe haber una reestructuración en todos sus niveles, pero quienes asuman las nuevas directrices deberán ser compañeros (as) de limpia trayectoria, sin compromisos con grupos existentes pero con la capacidad para dialogar y acordar con todos; con una visión superior de bienestar para la sociedad y la militancia priista comprobada y no solo para el grupo al que pertenezca.
Habrán de ser transparentes en el manejo de los recursos y valientes para asumir decisiones que puedan afectar a algunos, pero que sean para bien de la comunidad y promover la participación real de quienes integramos el partido: sectores, organizaciones, militancia y ciudadanía en general.
Y aún procediendo así, no sería garantía de triunfo, pero se recuperaría en gran parte la confianza y credibilidad ciudadana.