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Pleito entre bandidos

Raúl HERNANDEZ

1 de agosto, 2016

¿Insólito? ¿Descabellado? ¿Absurdo? ¿Una barbaridad?  ¿Cómo llamarle a la denuncia que el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte Ochoa presentó en contra del mandatario electo, Miguel Angel Yunes Linares, por el delito de enriquecimiento ilícito?

Ochoa  formalizó una denuncia ante la Procuraduría de Justicia de Veracruz y aseguró  que el panista posee 16 propiedades en Veracruz con un valor catastral de más de 50 millones de pesos que no concuerdan con  los ingresos  que  este ha  obtenido como servidor público.

¿Por qué Duarte presentó esta denuncia después de las elecciones del 5 de junio? Si tiene pruebas o sospechas fundadas, debió exhibirlas antes de la elección, para  impedir que Yunes llegara.

Que Yunes es un  bandido, nadie lo discute, como tampoco nadie discute que Javier Duarte es un bandidazo. Una auditoría ejercida con libertad  permitiría para   confirmarlo, pero eso no va a pasar en un sistema donde todos los políticos se protegen unos a otros, sin importar colores partidistas. En público podrán agraviarse, pero en privado se consuelan los unos a los otros.

Cuando  un político llega a ir a la cárcel, se le asigna un área especial, aislado de los demás reos, se les permiten  visitas a deshoras y se permite que se les lleve  comida  de fuera,  para no tener que comer del “rancho” que se les  reparte al resto de los reos.

Estos políticos caídos en desgracia suelen estar presos unos cuantos meses y luego  se les  exonera, es decir, se limpian sus expedientes judiciales para  que retomen sus vidas sin problema alguno. Lo hemos visto en Nuevo Laredo con Gabriel Marín  Loya y lo vimos en Victoria con Mario  Ruiz Pachuca. Los políticos  son  ladrones de cuello blanco, sin importar que su actuación sea igual o peor a la de un delincuente común.

En el caso de Veracruz,  Yunes Linares prometió en campaña y  después de  ganar la elección,  que  emprendería acciones legales en contra de Javier Duarte. Fue una de varias estrategias que le ayudó a ganar, en un caso similar al de Nuevo León donde Jaime Rodríguez El Bronco prometió meter  a la cárcel a Rodrigo Medina y 10 meses después, no ha cumplido.

En respuesta  a la amenaza de Yunes,  ahora Duarte  pide cárcel contra Duarte. Es una  batalla entre bandidos, al final no va a pasar nada  y es posible que con el correr de los meses, ambos se reúnan  y terminen tomándose un café, o una copa de licor, para carcajearse juntos de la  historia que se  montaron.

Y es que los políticos son como los luchadores: en el ring se insultan, se  golpean con  todo, pero terminada la función, se van a cenar juntos y a reclamarse amistosamente porque a uno se le paso la mano y al otro igual. Total,  todo queda entre cuates.

Y mientras tanto, la sociedad  agraviada con los latrocinios que cometen estos políticos, es la afectada. Políticos van, políticos vienen y la corrupción y la impunidad es el sello de siempre, en perjuicio de una sociedad  que ya se acostumbro a este estado de cosas.

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