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Fernando Acuña

27 de julio, 2016

Hasta  2008,  el  INEGI  era, coinciden los expertos, una institución  que hacía valer su autonomía, frente  a los leviatanes de la gran burocracia financiera. En diversas  ocasiones,  el profesionalismo y  la rectitud  de Eduardo Sojo, metió en apuros a  la Secretaría  de  Hacienda  y al mismo Banco  de México.

Esa  riqueza   en materia de objetividad y  de independencia, se vino abajo, el año pasado, cuando  el Presidente  Enrique  Peña Nieto, designó como relevo en la titularidad de esta dependencia,  a Julio Alfonso Santaella. Este último cambió la metodología, y convirtió al INEGI en un apéndice del sexenio en curso. O  sea, un instrumento a modo, para que el gobierno federal, ocultara la verdad, sobre lo que ocurre, en el  rubro de las carencias y el empobrecimiento de comunidades urbanas  y rurales.

Las consecuencias, no se han hecho esperar: hay un nuevo escándalo, pero algo mucho más grave: la verdad que todos los mexicanos tenemos derecho a  conocer, en torno a las estadísticas  de la vida nacional, ha sido corrompida. La honestidad de los números fríos e inalterables, ha caído en el pantano de la pobreza moral y ética.

En el fondo, el “inegigate”,  representa  un rudo golpe  político para las aspiraciones  presidenciales   del  Secretario  de  Desarrollo Social, José  Antonio Meade, mismo  que  ahí la llevaba con  sus  optimistas estimaciones, sobre  la erradicación de la pobreza  en México. Con la polémica entre el INEGI  y el CONEVAL, que se centra  en serias diferencias metodológicas, para medir los índices  de pobreza  en México, la  SEDESOL  de  Meade, cae en un deplorable bache  de opacidad  y de desconfianza.

El hombre que le puso  el cascabel a las mentiras  del INEGI,  fue el doctor Gonzalo Hernández  Licona, fundador  y Secretario  Ejecutivo  del  Consejo Nacional  de  Evaluación, de la Política  de  Desarrollo Social, CONEVAL. En el espacio biográfico  de dicho funcionario,  se  especifica que: “Bajo el liderazgo  de  Hernández Licona, el INEGI  se  ha  distinguido por ser una institución con autonomía, que genera  una información rigurosa  y transparente,  acerca de la magnitud de la pobreza  en  México”.

Hoy, la cabeza  política  de éste prestigiado  académico  y  doctor en economía  por la universidad de  Oxford,  corre riesgo,  pues  se  ha metido  a  la jaula  de los leones, descubriendo las maniobras  del titular  del INEGI, Santaella consentido  de  Agustín  Carstens  y  de Luis Videgaray Caso.  ¿Despedirán a Hernández  Licona, por su honestidad intelectual?, ya lo veremos. O al menos que el CONEVAL  se retracte  y trate de minimizar el asunto.

Por lo pronto, la impecable  carrera  de Meade, ya no será tan confiable. Ha quedado demostrado que el gobierno de Peña  Nieto, trata de erradicar la pobreza por decreto, y no  con acciones  concretas, como se requiere.

Un prietito en el arroz  de  la SEDESOL y de su titular, que de esta manera, acumula su primer mancha.

 Meade  quiere  ser Presidente, pues  ya está experimentando, lo que significa  sudar  la peligrosa  y resbaladiza  fiebre de Los Pinos. Y esto es apenas el inicio. De rato, le van a publicar, hasta su ADN  y sus  exámenes  fisiológicos.

--------------VERANO SILENCIOSO. LOS  POLÍTICOS  VELAN ARMAS----

Este  verano del  2016,  se caracteriza  por el  pesado silencio  de  la clase  política tamaulipeca. Los panistas ganadores  del reciente proceso local,  se  han retirado a sus aposentos estratégicos, para  preparar  su arribo a palacio. Las instrucciones  del Gobernador electo, Francisco García  Cabeza  de Vaca, son en el sentido  de  no hacer tanto ruido. Todo se ha estado manejando con hermetismo y  su estado mayor están pendiente de que no se filtre, el más mínimo dato.

De semejante perfil  de discreción,  temas como los del relevo  en la dirigencia estatal  del PAN  o bien, los inherentes  a la integración del  próximo gabinete estatal, constituyen todo un misterio.

En la esquina  opuesta, la de los  priístas  derrotados,  tampoco se mueve  una hoja. Se  sabe que, la lucha que viene,  es por la dirigencia  estatal  del PRI, pero hasta ahora, el único que se ha atrevido  a  proclamar  públicamente  sus aspiraciones,  es  el  diputado  federal  Alejandro Guevara  Cobos.

Alejandro  ha estado manejando el tema, en las redes  sociales, y  lo ha hecho deforma valiente, sabedor  de que se expone  al mar abierto de  los comentarios en pro y en contra. Hasta  ahora  el saldo  ha sido favorable al mantense. Hay gente que lo apoya, aunque también  hay quienes lo critican,  y lo ligan  con los  errores  de Peña  Nieto. En lo personal, nos parece que, la conducta política de  Alex, cuando  manifiesta abiertamente  sus planteamientos, contribuye a la oxigenación del PRI en Tamaulipas.

Eso es lo que se necesita, alguien que dé la cara. Alejandro lo está haciendo. Y eso  es de  reconocerse, aquí y el cualquier parte.

POSDATA: Tampico, ha recibido más de 75 mil visitantes turísticos, en la playa de Miramar y otros paseos  de la conurbada. El alcalde porteño Gustavo Torres Salinas, generó el dato. 

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