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¿El PRI se va doctorar en derrotas?

Raúl HERNANDEZ

7 de julio, 2016

¿De las derrotas electorales se aprende? Uff, entonces en el PRI se van a doctorar. Y es que  en el 2012 en Nuevo Laredo se perdió la elección de presidente de la república, senadores y de diputado federal; en el 2013 la de presidente municipal; en el 2015 se perdió en Nuevo Laredo la elección de diputado federal, pero se repuso con los votos de la ribereña; y en el 2016 se volvió a perder la alcaldía.

Como etapa de aprendizaje ya fue demasiado.  Perder cuatro elecciones seguidas no es cualquier cosa. El argumento que se empezó a escuchar después del 5 de junio, de que la derrota servirá como aprendizaje,  no convence. ¿O es que acaso necesitan perder cuatro elecciones más, para terminar de aprender? Eso de que de la derrota se aprende  es lo mismo que se escuchó  en el 2012, en el 2013, en el 2015.

Hemos escuchado  decir a militantes que para que el PRI de Nuevo Laredo vuelva a ser un partido triunfador  debe dejar fuera a los ex alcaldes, porque en cada elección  estos piden su cuota de poder, reduciendo la oportunidad a los demás ¿pero quién se atreverá a pedirles que se retiren? Ellos no se irán de manera voluntaria, pero además no tienen porque irse, pero sí quitarles protagonismo y poder de decisión.

Se dice que el PRI necesita nuevos liderazgos, ¿Quién los ubicará? ¿Quién los escogerá? ¿Quién los promoverá?

¿Qué el PRI debe reinventarse? ¿Cómo, cuándo, dónde?

Ahora que el PRI se convirtió en opositor a nivel municipal y estatal,  los priistas tendrán que aprender a lidiar con eso. Y lo mejor que pueden hacer es reunirse y juntos  tomar decisiones. Esta  es una oportunidad para democratizarse. Pero no  una democracia inducida, simulada, a medias.

Les preguntamos a los priistas, ¿a poco no les  gustaría ser ellos mismos los que escojan a sus dirigentes, a sus candidatos? De esa manera, si se equivocan será una equivocación  colegiada  y no una equivocación impuesta desde la cúpula.  A fin de cuentas, todos caminamos por la vida  teniendo aciertos, pero también  equivocaciones.

Para el PRI vienen tiempos difíciles. Al no tener ni la gubernatura ni la presidencia municipal, su poder de gestión  se reduce drásticamente. Ya no van a poder usar las becas escolares, las despensas, los paquetes de materiales, las consultas médicas, como un medio de ganar y conservar adeptos.

¡Pero ojo!, no por eso el mundo se acaba. A fin de cuentas el PRI ahora estará en la posición que el PAN estuvo durante 87 años y donde está el resto de los partidos. Todo será cuestión  de que aprendan a ser una oposición real que vaya desde la crítica responsable hacía el gobierno, que mantengan su presencia en el territorio y que las organizaciones les ofrezcan a sus militantes  beneficios que los arraiguen.

Obviamente el PAN también  hará lo suyo, desde dar resultados en el gobierno municipal y estatal y mantener activa su estructura partidista, lista para el siguiente proceso electoral.

El PRI necesita una sacudida en serio,  pero no solo de meras intenciones,  la sacudida  tiene que verse y sentirse y son los priistas los que deben  darle el visto bueno, de  abajo hacia arriba

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