6 de julio, 2016
Hasta 1992, el PRI privilegió a sus sectores durante las campañas y era hasta después de ganar las elecciones cuando otorgaba espacios a la llamada sociedad civil. Eran los tiempos en que a la CTM y la CNOP se les asignaba a cada uno a seis candidatos a regidores y síndicos y la CNC a dos. En cuanto a las diputaciones se decidía un trienio para la CTM y al siguiente para la CNOP.
Los dos sectores además de decidir a los candidatos cargaban con el peso de la elección. Hasta antes de 1990, cuando no existía el Instituto Federal Electoral y las elecciones las organizaba la Secretaría de Gobernación, de la CTM y la CNOP surgían los funcionarios de casillas, desde presidentes, secretarios y escrutadores. Esto además, de que los sectores movilizaban a sus militantes para ocupar cruceros, para reunir 15 o 20 mil promovidos, para repartir propaganda y para hacer proselitismo de una y mil maneras. Al final, ya como administración, a los sectores se les asignaban determinadas posiciones y otras eran para los apartidistas.
Con el tiempo, el PRI se fue abriendo a la sociedad y a la CTM y la CNOP les redujo sus espacios en la planilla de regidores. En última elección, a la CTM le dejaron tres espacios, dos a la CNOP y cero a la CNC. Eso sí, a la CTM y la CNOP se les sigue cargando el peso de la elección y mientras que a los sectores se les pide que lleven dos mil gentes a una reunión en el Polyforum, a los representantes de la sociedad civil solo se les requiere que lleven una sola persona: ellos mismos.
¿Será justo que se le asigne el mismo peso político a la CTM que a un representante de la sociedad civil?
La reciente elección la perdieron todos los priistas, desde los que estén en la CTM, los de la CNOP, el OMPRI, los jóvenes y todos los que militan en la sociedad civil y le dieron su voto al PRI.
El PRI conservó y mejoro su voto duro en la última elección al obtener 49 mil votos, 45 mil en el 2015 y 47 mil en el 2013. Los sectores y los militantes han cumplido, son los candidatos a los que les ha faltado dar un tirón extra para convencer a la sociedad civil, esa que en el 2007 y en el 2010 se desbordó e hizo posible que el PRI obtuviera 72 mil y 83 mil votos, números que ahora se dan, pero en el PAN que logró 84 mil en el 2013 y 76 mil en el 2016. Los panistas se ganaron a la sociedad civil.
La CTM y la CNOP tienen tiempo exigiendo más espacios tanto en tiempos electorales como en los tiempos de gobernar, pues a la sociedad civil se les otorgan las principales secretarias y los dos sectores se les dejan cargos de tercer nivel, pero se les sigue exigiendo un papel más protagónico en la campaña al grado de que un mes después de la derrota del 5 de junio, hay quienes insisten en responsabilizar a la CTM y a la CNOP de los resultados, ¿Y los ex alcaldes? ¿Y los que promovieron a los candidatos entre la sociedad civil?
Pero además, llegan regidores o funcionarios de la sociedad a cargos administrativos y no se sienten comprometidos más que con el que los llevo al puesto, en tanto que los que llegan a través de los sectores, no se dan abasto para atender a sus compañeros de gremio