4 de mayo, 2016
En este proceso electoral el PRI y el PAN están movilizando mucha gente todos los días.
Cada uno trae en las calles por lo menos 20 brigadas, algunas con 12-15 gentes, otras con 50-60. A ello hay que añadir toda la publicidad que están distribuyendo. Hay decenas de espectaculares y miles de mantas, de todos tamaños, y miles de calcas adheridas a los vehículos.
Para alguien que no ha vivido un proceso electoral desde adentro, todo esto habla de un intenso trabajo, sin comparación, pero la realidad es que cada elección se vive igual, hoy con el añadido de que los independientes Ramón Cantú y Héctor Peña están dando la batalla. No tienen forma de competir con el PAN y el PRI en cuanto a recursos humanos y económicos, pero no significa que no estén despuntando.
En las semanas y días previos a la elección del 1 de junio de 2015, tuvimos la oportunidad de visitar Monterrey. No había forma de comparar la propaganda de Jaime Rodríguez con la Felipe de Jesús Cantú y la de Yvonne Alvarez. Era la competencia entre dos candidatos ricos contra uno de clase media que terminó faltándoles el respeto y los vapuleó en las urnas.
Un par de semanas antes de la elección Reporte Indigno publicó un editorial en el que señalaba que al ganador la bastarían 600 mil votos y que el PRI y el PAN tenían un voto duro de 300 mil y tendrían que completar el resto entre los apartidistas. En cuanto al Bronco señalaba que por no tener un voto duro a manera de colchón era muy difícil reunir 600 mil votos entre los apartidistas y al final obtuvo arriba del millón de votos.
Antes de la elección, los del PAN decían que el Bronco se metió a dividirlos y los del PRI que era un traidor. Ninguno de los dos le reconoció su derecho a competir, derecho que si le validaron los votantes.
Con todo y el trabajo que están desarrollando los cuatro principales candidatos, seguidos de cerca por el del MC, tal pareciera que el proceso electoral solo le interesa a los militantes y simpatizantes de cada partido. Fuera de ese ambiente, los ciudadanos están ocupados en sus asuntos familiares, en el seguimiento de su equipo de futbol favorito y en otros temas personales. Y eso no es una buena señal.
Nuevo Laredo necesita una sociedad más participativa, con ciudadanos más involucrados en la solución de los problemas públicos y con organismos activos como los llegamos a tener hace 15 años, cuando agrupaciones como el Codein, Coparmex, Canaco, Canacintra, el Consejo de Instituciones, la Asociación Ganadera, la Barra de Abogados, entre otros, eran críticos sobre los temas del momento en la ciudad. Sus representantes abordaban los temas del día, exigían mejores servicios públicos, mejor transporte público. Les preocupaba y les ocupaban los problemas públicos, buscaban su solución.
Los problemas de Nuevo Laredo son tan grandes que su solución no pude quedar en las manos de gobernantes que no dan pie con bola.