5 de agosto, 2015
La Sala Regional Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió los recursos de impugnación que el PAN presentó contra los resultados electorales de Nuevo Laredo, Río Bravo, Madero y Tampico y el que presentó el Movimiento Ciudadano por la elección de Ciudad Victoria y en los cinco casos declaró la legitimidad de los mismos.
En el caso de Río Bravo la diferencia de votos entre el PRI y el PAN fue de 50 mil votos y pese a ello, Acción Nacional se atrevió a impugnar.
La confirmación de los resultados en los ocho distritos de Tamaulipas es un duro revés para el PAN que perdió todo: de seis distritos que tenía, no le queda nada y de paso la diferencia de votos entre el PRI y el PAN quedó en 210 mil, una cifra que será difícil revertir. Se acabó la ilusión de que la elección del 2016 para el PAN sería como arrebatarle un dulce a un niño.
Ocho de ocho, pesan a cualquiera. El panismo tiene que reconstruirse en los próximos meses para llegar al 2016 con un buen nivel competitivo. Si sigue como hasta este momento, los resultados son predecibles.
Pero además, el que el PRI haya recuperado Matamoros y Nuevo Laredo, lo hace llegar al 2016 con mucho mejor estado de ánimo que el de los panistas.
Lo que también suena increíble es que el panismo de Nuevo Laredo no conozca la decencia y se niega a reconocer que perdió en las urnas porque los ciudadanos le perdieron la confianza.
En el 2012 y en el 2013, los candidatos perdedores del PRI se pusieron en comunicación con los ganadores, para felicitarlos por su triunfo. Hoy, en cambio, ni Laura Zarate, ni Rafael Pedraza, ni nadie del PAN han tenido la decencia de reconocer que fracasaron, que fallaron, que no pudieron retener la confianza ciudadana, que de nada les valió gastar más de 100 millones de pesos durante la campaña en un grosero rebase de gastos de campaña que no tiene precedentes en la historia de Nuevo Laredo, que de nada les valió la guerra sucia, que de nada les valió manipular la verdad, que de nada les sirvió ser tan chapuceros, porque sencillamente la ciudadanía no les creyó.
No solo se niegan a reconocer la derrota, sino que en cada reunión, en cada plática, en casa foro, insisten, una y otra vez, que ellos ganaron en Nuevo Laredo y pareciera que esperan que el Congreso de la Unión, el Presidente Enrique Peña o el mismo Barack Obama, terminen por tomar la decisión de que Yahleel Abdala sea diputada federal por la ribereña y Laura Zarate por Nuevo Laredo. Eso, por supuesto, jamás va a suceder, porque la democracia no está sujeta a caprichos ni a estados de ánimo.
El PAN perdió en las urnas y eso es irreversible, por más que sigan insistiendo en que ganaron en Nuevo Laredo. Lo van a seguir diciendo dentro de 20, 50 años, pero hoy como dentro de 50 años la gente volteará a verlos, pensando para sí: “Este, esta loquito”.