13 de julio, 2015
“Sería imperdonable que el Chapo se fugara otra vez”, dijo, en una entrevista televisiva, en febrero del 2014, el Presidente Enrique Peña Nieto. Un año y siete meses después, se da la segunda fuga de Joaquín Guzmán, lo que de acuerdo con Peña Nieto es imperdonable, pero la pregunta es, ¿A quién no se le perdonará esta fuga?
Que este tipo de fugas sucedan, es algo que es inevitable. En las cárceles de México, como en los campos de concentración nazis, o en el gulag soviético, o en las cárceles de Cuba, Turquía o Corea del Norte, los presos pasan cada día pensando en recuperar su libertad, ya sea por cumplir su sentencia, o escapando, cuando ese es el último remedio.
En 1969, Henry Charriere publicó su libro Papillon, donde relata su encarcelamiento en la Guayana Francesa y sus múltiples intentos de escapar de la prisión, hasta que lo logra.
El libro se convirtió en un éxito literario y posteriormente, al filmarse una película, con Steve MaQueen como protagonista, fue un éxito de taquilla.
Esta segunda fuga del Chapo suena peliculesca, pero lo que resulta imperdonable es que ocurra e imperdonable será que nadie sea llamado a cuentas.
Insistimos, no se puede evitar que un preso, sea de la naturaleza que sea el delito que se le imputa, tenga el deseo de escapar, pero el deber de las autoridades carcelarias es evitar que logre su cometido. Una vez conseguida la fuga, tiene que haber una reacción de la autoridad hacía quienes por complicidad u omisión lo permitieron.
Nuevamente somos noticia mundial por un incidente que no debiera ocurrir y sin embargo, ocurre.
Y mientras la fuga del Chapo se comenta en todo el mundo, aquí en Nuevo Laredo se realizó una reunión del grupo de coordinación de seguridad Tamaulipas, encabezada por el Gobernador Egidio Torre Cantú y en la que participaron representantes de las fuerzas federales y estatales, involucradas con la seguridad.
Fue una reunión a puerta cerrada, en el Teatro Experimental del Centro Cultural, en la que, como ya es tradición, no hubo acceso para nadie ajeno al área de seguridad, por eso no hubo agenda del Gobierno del Estado.
Esto de la seguridad se mueve en círculos. Las autoridades hacen su esfuerzo y ofrecen resultados en la medida del éxito de sus operativos, y la sociedad quiere mucho más.
La seguridad es necesaria para que se reactive la economía de Nuevo Laredo.
En Laredo, Texas, no para el desarrollo. Hay nuevas plazas comerciales, se abren restaurantes de franquicia y restaurantes locales, se abren sucursales bancarias, hay nuevos hoteles de cadena, surgen colonias residenciales, colonias de interés social, crece la población estudiantil de la Universidad de Texas y el Centro Comunitario de Laredo, se construyen nuevos puentes y avenidas, las ventas del comercio son de más de 3 mil 500 millones de dólares al año, o lo que es lo mismo, más de 52 mil millones de pesos.
Todo ese desarrollo se puede replicar en Nuevo Laredo en la medida de que se recupere la seguridad.