21 de mayo, 2015
En los procesos electorales se repite la misma historia: Los candidatos tienen las soluciones para todos los problemas. Después de escucharlos varias semanas, se termina convencido de que si cada uno de ellos es asignado a gobernar los continentes, el mundo funcionaria mejor.
Todos los candidatos, ya sea para regidores, alcaldes, diputados locales, diputados federales, gobernadores, senadores, presidentes de la republica, suelen auto-presentarse como los mejores, los que tienen la solución para cualquier problema. Los candidatos se publicitan de la misma manera que los productos milagro que se anuncian en las televisoras y que luego de comprarlos, no sirven para nada.
¿Se imagina que por decreto el salario mínimo semanal pasara de 530 a 10 mil, y sin que se disparara el precio de un solo producto, cerraran empresas, ni se generarán nuevos impuestos? Pero eso solo existe en la ignorancia de algunos candidatos.
Nunca vamos a escuchar a un candidato decir que quiere ganar para hacerse rico, que quiere ganar para que le sobren mujeres o hombres, que quiere ganar para hacer de su vida una borrachera permanente. O que quiere ganar para tener casas, hacer viajes, tener un guardarropa donde ya no quepa una sola prenda y donde la prenda más sencilla, un par de calcetines, cuesten 100 dólares.
¿Qué pasaría si en un arranque de honestidad un político nos dijera, que quiere ser alcalde, porque quiere robarse 500 millones de pesos en tres años? Eso nunca lo vamos a ver. El famoso Layín acepto que robo un poquito y quizá ese arranque de sinceridad fue el que lo llevó a repetir como alcalde.
Recientemente una de las candidatas a diputadas propuso legislar para que se sancione a los políticos que en campaña ofertan algo que después no ejecutan, como gobernantes. Es una propuesta que toda la ciudadanía ve con buenos ojos, pero inviable de llevarse a la práctica.
La realidad es que elecciones pasan y la oferta de los candidatos sigue siendo la misma. Todos ofrecen lo mismo: hacer lo mejor por la ciudadanía. Esta es una fórmula que desgraciadamente pocos creen. Nos atrevemos a imaginar una escena en la que un candidato que llega a su casa, cansado de haber tenido 12 reuniones durante el día, en las que prometió de todo y cuando le comenta a su mujer que se comprometió a arreglar todos los problemas de la gente, la esposa le interrumpe: “Pues empieza por arreglar la llave del lavabo, porque tiene días de estar goteando”.
Muchos candidatos ni siquiera son capaces de arreglar los problemas que tienen en sus casas, menos pueden solucionar los de la sociedad, pero saben que no pueden presentarse ante el electorado aceptando que no saben qué hacer ante cual o tal situación, porque el electorado les daría la espalda.
Así pues, no nos queda otra opción que ver elección tras elección, con candidatos que dicen tener las soluciones a todos los problemas, aunque sus propias vidas sean un desastre.