29 de abril, 2015
El periódico El Universal publicó en su edición de este día, un análisis de lo que llama el chapulineo de los legisladores, que se la pasan de la Cámara de Diputados a la de Senadores y viceversa.
El análisis comprende de 1934 a la fecha, período en el que ha habido 1,602 senadores y 8 mil 425 diputados.
Hay personajes como Blas Chumacero, que estuvo 30 años como diputado y senador. Treinta años es lo más que ha permanecido un legislador.
Ahora bien, de los legisladores actuales, Eloy Cantú Segovia, del PRI, lleva 21 años; igual que el propietario del Partido del Trabajo, Alberto Anaya Gutiérrez; Joel Ayala Almeida, del PRI, líder nacional de la FSTSE, cumple 18 años; Manlio Fabio Beltrones, del PRI, va por 18 años.
El panista Ricardo García Cervantes, 18 años; Carlos Romero Deschamps, del PRI, 18 años; Pablo Gómez Alvarez, del PRD, 18 años; Elba Esther Gordillo, del PRI, 16 años; Laura Alicia Garza Galindo, del PRI 15 años; Cecilia Romero, del PAN, 15 años; Jesús Ortega, del PRD, 15 años; Jorge Emilio González, del Verde, 15 años, más otros tres en los que fue asambleísta.
Como se ve, el mal del chapulineo alcanza a todos los partidos, ninguno se salva, por eso no es casual que en los estudios para medir la percepción ciudadana respecto a las instituciones, los políticos y los policías tengan un 75 por ciento de percepción negativa.
Todo esto confirma que aunque la Constitución original prohibía la reelección, todo era de mentiritas, pues en la práctica los políticos se la pasan de una cámara legislativa a la otra. Pero si antes simulaban atender al Constitución, desde el año pasado ya no es necesario guardar las formas, pues desde el 2018, los diputados podrán reelegirse y podrán permanecer hasta 18 años.
Así es, la candidata que en el próximo 7 de junio se convierta en diputada federal del Distrito I, podrán reelegirse hasta en tres ocasiones, si ella quiere participar y si la ciudadanía está de acuerdo en darle su confianza.
Por cierto, que la candidata del PRI, Yahleel Abdala sigue creciendo en el ánimo de la ciudadanía. La fotografía electoral de febrero de este año, ya se modificó, en menos de cuatro semanas de campaña.
Yahleel ofrece una imagen fresca al electorado. No solo es una cara bonita, es también una mujer entrona, que no rehúye ningún tema sobre el cual se le solicita una opinión.
En cambio, la principal oponente de Yahleel, Laura Zarate, trae un bozal que sus estrategas políticos le colocaron porque no tienen confianza en lo que conteste si alguien la cuestiona.
Es una lástima que Laura no se decida a ser natural, auténtica, honesta. Lo mejor para ella es exigir que la dejen ser cómo es. Mientras insista en hacer de su discurso una barbaridad, seguirá en picada. Además, con esa actitud seria imposible que destacara en un mar de 500 diputados, en el supuesto de que ganara, y donde de los 500 habrá por lo menos una centena que sean auténticos políticos.