22 de abril, 2015
En México, todas, o casi todas las autoridades, suelen atender las denuncias ciudadanas, solo si estas se presentan de manera formal, por escrito y en tiempo y forma.
Traducido al español, eso significa que si alguien se queja de que fue asaltado, debe presentar ante el Ministerio Público una denuncia por escrito, con copias a todo aquel que pueda tener interés en el caso.
En la denuncia hay que señalar, con nombre y apellido, con sus generales, con domicilio y una fotografía, a él o los culpables.
Es necesario anexar los testimonios de tres o cuatro personas, mínimo, que den fe de que todo lo relatado es cierto.
Junto con el escrito, es necesario presentar a los responsables, quienes previamente deben haber confesado ante notario público que ellos fueron los que cometieron el delito que se les imputa.
Con todos estos elementos, más una fuerte gratificación en efectivo, tanto para el secretario que recibirá la denuncia como para el propio agente del ministerio público en funciones, es probable que la autoridad se ponga en funcionamiento y castigue a los culpables.
Para que la autoridad actúe será necesario que la gratificación entregada por el denunciante sea mayor que la que pueda ofrecer el delincuente, a cambio de su libertad.
La forma de actuar de este tipo de agentes del ministerio público se replica en todo tipo de autoridades.
En materia electoral pasa lo mismo. Ciertamente ha habido muchos avances en esta materia durante los últimos 20 años, sobre todo cuando se separó a los órganos electorales del gobierno, pero aún estamos a varios años luz de que los procesos electorales se realicen con apego a la ley.
En cada elección, vemos como los principales partidos violentan los topes de gastos de campaña y el Instituto Nacional Electoral poco hace al respecto. Se escudan en que para actuar se debe presentar una denuncia formal por parte de algún ciudadano. Si no hay denuncia, nada se debe hacer.
Algún día, en los próximos años o décadas, debemos llegar al punto en el que INE y todas las autoridades, desde la PGR, la Profeco, la Comisión de Derechos Humanos, la Secretaría de Salud, la SEP, la Secretaría de Gobernación, la CFE, la Conagua y un largo etcétera, actúen por oficio cuando a la vista de cualquier ciudadano es evidente que se está violentando la observancia de alguna ley o regla administrativa.
Y que sean las autoridades las que investiguen y los ciudadanos sean coadyuvantes en esa investigación, pero sin que tengan que cargar en los hombros con toda la responsabilidad, como sucede en la actualidad.
Cuando las autoridades actúen de oficio y se castigue la impunidad, vamos a tener un país más justo.