5 de enero, 2015
En cinco meses y dos días más, los tamaulipecos iremos a las urnas para elegir a diputados federales.
En cambio el PRI y el PAN, van a las elecciones pensando en el 2016. Las elecciones del 7 de junio del 2015, serán un adelanto de lo que veremos en el 2016, cuando se renueven la gubernatura, las 43 alcaldías y las 36 diputaciones locales.
Después de que en el 2013 el PAN ganó las alcaldías de Matamoros, Nuevo Laredo, Mier, Antiguo Morelos, Miguel Alemán, Maninero, Miquihuana, además de 6 diputaciones de mayoría, eso lo hace sentir que está en condiciones de poder ganar la gubernatura.
Pero una cosa, es querer ganar y otra poder. Al PAN no lo favorecen los números. En la elección del 2012, el PRI le sacó una diferencia de 187 mil 902 votos en la elección de diputados y de 148 mil 308 en la de alcaldes. Tanto 148 mil como 187 mil son una gran diferencia, que no se pueden revertir con campañas mediáticas.
El principal argumento que utiliza el PAN para intentar derrotar al PRI, es que éste no ha sabido resolver el problema de la inseguridad. Es el mismo argumento que utilizó el PRI en los 12 años que el PAN gobernó al país, tiempo en el que tampoco se resolvió la inseguridad.
En todo caso, para el ciudadano tan malo es el pinto como el colorado.
Lo que sí es cierto, es que las elecciones de este año son la oportunidad para que el PRI y el PAN midan sus fuerzas, corroboren sus fortalezas y detecten fallas. El que logre ganar el mayor número de distritos llegará con mejor ánimo al 2016. De ahí la necesidad que tienen los dos partidos de ganar el 2015, en el que veremos a todo el gobierno federal metido en el proceso para internar ganar el mayor número de distritos en el país. Actualmente el PRI tiene 206 distritos y la idea es aumentar esta cifra, todo lo que se pueda, para que el gobierno federal pueda dirigir el país con mayor acierto.
El Presidente Enrique Peña Nieto tuvo un arranque sexenal impresionante, al avanzar en la detención de los principales capos del narcotráfico y al impulsar reformas estructurales que en teoría deberían estar contribuyendo al crecimiento de la economía, pero los resultados no se han visto, hasta ahora.
El Presidente cerró su segundo año como si se tratara del sexto de su mandato: llegó desgastado y con el deterioro de su imagen a niveles no vistos ni siquiera en la época del panismo. Por todo eso, al Presidente Nieto le urge seguir conservando la mayoría en la Cámara de Diputados, para poder relanzar sus programas en la segunda parte de su sexenio.
Sin esta mayoría, y con el rechazo de grandes segmentos de la sociedad, se le dificultará gobernar, si es que gobernar podemos llamarle a la forma en que actualmente conduce al país.
Y para que la imagen presidencial no se siga desgatando, el PRI se jugará el todo o el nada en la elección del 7 de junio de 2015, para ser el mejor aliado del Presidente Peña.
En el caso de Tamaulipas, la elección federal, también permitirá ver qué se puede esperar del 2016.