9 de diciembre, 2014
Muy mal anda el gobierno del Presidente Enrique Peña.
Las reformas estructurales emprendidas en los últimos años a nadie gustaron, a eso hay que añadir el caso Ayotiznapa y ahora debemos agregarle lo mal que andan las finanzas.
Este martes, el precio de la mezcla mexicana de petróleo se ubicó en 56.70 dólares, es decir, 29 dólares y 30 centavos, menos que el precio referencial en el presupuesto del 2014 que es de 85 y 23.30 dólares menos que el precio del 2015, que es de 79. En términos sencillos, significa que el gobierno recibirá menos ingresos que los previstos y por ende se incrementará su déficit pues tiene que echar mano de créditos o de los ahorros propios, para hacerle frente a sus gastos operativos.
Al bajo precio del petróleo, hay que sumar la devaluación del peso que este martes se ubicó en 14.69 pesos y cada día se acerca a los 15.60 que llegó a costar en el 2009, durante el sexenio de Felipe Calderón.
A los problemas financieros, al enorme ruido y malestar ciudadano que provoca el caso Ayotzinapa, hay que añadir el linchamiento público que promueven ciertos grupos que quisieran ver a un Enrique Peña renunciando a la presidencia de la república.
Eso nunca lo vamos a ver, pero en cambio, con lo mal que esta el país, con un Presidente cuyo poder esta disminuido, hay el riesgo si no de la ingobernabilidad, sí por lo menos de que el país avance con lentitud en la solución de los grandes problemas nacionales.
Pero además, en su afán de ver destruido al Presidente Peña, los grupos opositores, lo están orillando a que pacte con los grupos fácticos a los que Peña combatió desde el arranque de su mandato, precisamente para despojarlos del poder que ejercían.
¿Peña tendrá que negociar con las dos televisoras, con Carlos Slim, con Elba Esther y Carlos Deschamps, para que lo ayuden a fortalecerse y retomar el control del país? ¿Se tendrá que echar mano de personajes como Humberto Moreira, Fidel Herrera, Eugenio Hernández, para que lo arropen y lo asesoren?
En medio de todo esto, hay un segmento de la sociedad que está convencida de que el Presidente Peña ha sido demasiado tolerante con los grupos que salen a protestar a las calles y aprovechan para cometer desmanes, sin importarles ser video-grabados.
Ciertamente el derecho a manifestarse esta permitido en la Constitución, pero el mismo texto aclara que no se deben afectar los derechos de terceros y quemar policías, quebrar aparadores, destruir automóviles, es dañar la integridad física y los bienes de terceros.
El uso de la fuerza pública es justificado cuando los que protestan dañan los derechos de terceros. Pero además, eso es lo que espera un ciudadano que es respetuoso de las leyes y espera que todos actúen de la misma manera.
A unos días de haber empezado el tercer año de su mandato, el Presidente Peña tendrá que reinventarse y retomar el control del país, desde los temas de seguridad, política interior, finanzas, política social, en todo.