18 de noviembre, 2013
Ciertamente, apenas se cumplen 50 días del inicio del primer gobierno del PAN en Nuevo Laredo y es temprano para tener un diagnóstico de lo que podemos esperar en los próximos 34 meses.
El triunfo de un partido diferente al PRI, generó muchas expectativas de que en la ciudad se produjera un cambio radical y obviamente un cambio para bien.
La administración ha tomado medidas que no han gustado a todos, como el haber despedido a más de tres mil trabajadores y se ha expuesto un plan de austeridad en el que a los regidores se les fijo un sueldo de 35 mil pesos, muy por debajo de lo que se cobraba en tiempos no tan lejanos. Y si ese es el tope para los regidores, debemos de suponer que los funcionarios ganan un poco menos.
De inicio, el gobierno se encontró con más de ochenta obras transferidas, pero también con más de 100 millones de pesos en bancos para terminarlas.
Y si se recibió una administración con una deuda de 1,115 millones de pesos, también es cierto que para los tres últimos meses del año, se van a recibir más de 100 millones de pesos excedentes, de participaciones federales. Son recursos que no se tenían previstos y que obviamente no llegan solo porque hay un nuevo gobierno, igual se hubieran recibido si al frente estuviera el PRI.
Para el 2014, se ejercerá un presupuesto de 2 mil 466 millones de pesos, un poco más de los 2 mil 431 que ejerció el gobierno de Ramón Garza Barrios en el 2009, cuando se pidieron prestados 952 millones de pesos.
Por razones legales, al nuevo gobierno le toca trabajar con un presupuesto de tres meses que le dejo la anterior administración. Será hasta los primeros meses del 2014 cuando se presente un plan de obra y cuando se empiece a trabajar con un presupuesto diseñado por el actual gobierno, y no antes, como mucha gente supone.
Cada vez que hay cambio de gobierno, los ciudadanos asistimos a un linchamiento de los funcionarios que recién dejaron el poder y sus políticas. Hoy, por haber ganado el PAN, muchos creyeron que se darían un baño de sangre sin precedentes. De hecho, al interior de ese partido, prevaleció una opinión en ese sentido, que finalmente no atendió el alcalde Carlos Canturosas quien prefirió ser moderado en sus críticas a la anterior administración y hasta ha regañado a algunos de sus colaboradores que abrieron la boca sin tener elementos para sustentar sus dichos.
¿Qué podemos esperar para los meses que siguen? La ciudadanía está en espera de que la labor de limpieza interna que inicio el 1 de octubre empiece a dar resultados positivos y que esto se traduzca en un mejor gobierno y en una mejor ciudad.
Obviamente gobernar una ciudad no es preparar enchiladas, y menos cuando están arraigadas políticas que en el pasado funcionaron, pero hoy pesan más que la losa que cargó Juan José de los Reyes Martínez.
El gobierno panista está comprometido a dar resultados positivos, si desea que su paso por la presidencia municipal sea de más de tres años. Si no gobierna bien, la ciudadanía lo botará de palacio municipal en el 2016.