28 de octubre, 2013
Cada tres años sucede lo mismo: se desata un linchamiento público en contra del alcalde saliente, por sus malas acciones, que suele encabezar el alcalde en turno.
Hoy no es la excepción, con el añadido de que ahora es el ex alcalde Ramón Garza Barrios quien encabeza las denuncias en contra de Benjamín Galván Gómez, quien se ha convertido en blanco, de priistas, panistas y de la ciudadanía en general, que piden una revisión a sus cuentas.
Y es que Benjamín ha sido el alcalde más nefasto en toda la historia de Nuevo Laredo. Durante su mandato, Nuevo Laredo entró en recesión, pero además, el latrocinio, fue el sello de su administración.
Si en el pasado, la presidencia municipal era una fuente generadora de derrama económica, al invertir en obras y servicios, con él paso lo contrario: centralizó la administración y abrió toda clase de negocios para ser proveedor del propio ayuntamiento. Negocio redondo.
Durante sus dos años y nueve meses, la inseguridad se agravó, se detuvo la generación de empleos, se dejo de dar mantenimiento a la ciudad y por eso surgieron más de 17 mil baches, aparecieron 15 mil lámparas dañadas, se descuidaron las plazas públicas, se abandono a las organizaciones civiles, se desatendió al deporte profesional y al amateur.
Frente al abandono, Benjamín optó por engrandecer su imagen pública y así no tuvo cinismo en gastar 150 mil pesos o más, para que aparecieran retratos entregando una bolsa de pañales y dos despensas de menos de 100 pesos cada una.
En los últimos meses de su mandato se dio el lujo de pagarle 80 mil dólares a Malik Obama, medio hermano del Presidente de los Estados Unidos, para que viniera a Nuevo Laredo dizque a quedarse con el ojo cuadrado al ver la pista de tartán en la Unidad Deportiva y el gimnasio en la misma unidad, obras que se encuentran en cualquier escuela primaria de Estados Unidos.
Durante estos dos años y nueve meses, Benjamín actúo como reyezuelo: actúo convencido de que la ciudad y el presupuesto público eran suyos; a; actúo sin escuchar a nadie, convencido de que él era el listo, los otros los idiotas.
Metió su mano en el presupuesto público, se dedicó a comprar terrenos y casas, a instalar negocios y todo lo hizo de manera abierta, sin recato, sin guardar las formas, convencido de que nadie le diría nada.
Cuando era alcalde nunca escucho a nadie, más que a los aduladores. Hace poco más de un año, se enojó con este servidor cuando uno de sus muchos informantes le dijo que hacíamos escarnio de su persona, y decíamos que era el peor alcalde en los primeros 800 años de Nuevo Laredo. Nunca sabremos si nos vamos a quedar cortos.
Hoy que Ramón Garza Barrios alza la voz en contra de Benjamín Galván y exhibe varios de sus excesos, como el construir el Polyfórum en un terreno que no fue donado con ese fin, ha encontrado el respaldo de muchos segmentos de la población que están enardecidos por el mal gobierno de Benjamín, el causante directo de las dos derrotas que el PRI tuvo en el 2012 y 2013.
Benjamín esta en medio de dos fuegos: el que le lanza el gobierno panista y el que le lanza, el PRI, con Ramón Garza como cabeza visible, pero con muchísima gente más atrás de él.
¿Lo llevarán a juicio, o todo quedará en un simple quemón?